• Periodismo y miradas desde dos culturas...

    Paseo por el otoño de la lectura

    El Premio Nobel de Literatura fue cancelado este 2018. ¿Lo notó alguien? Al menos los libreros que habrían podido vender al premiado autor del otoño. Pero los libreros alemanes no toman al galardón como algo tan bueno. Por un lado, el Premio Nobel es una bomba sorpresa que cae sobre un mercado completamente desprevenido y, por otro, los títulos de los libros y sus derechos de publicación se pueden encontrar en cualquier parte del planeta. Incluso, en el peor de los casos, tal vez no habría ni un solo ejemplar en las estanterías de los mayoristas alemanes. Una situación que ya se vivió en 1996 cuando el poeta polaco Wislawa Szymborska fue proclamado ganador del Premio Nobel en Estocolmo. Sólo una pequeña editorial de sala de estar (hoy Suhrkamp) tenía algunos de sus poemarios, tal como me comentó una lectora, en ocasión de alguna feria del libro. Cuando a la mañana siguiente de la premiación la editora de la actual Suhrkamp entró en su oficina, quedó sorprendida por los faxes de pedidos que desbordaban por su puerta.

    Las librerías alemanas, que son miembros del Börsenverein des Deutschen Buchhandels, piensan que los galardones son básicamente buenos, pero los premios que existían hasta el cambio del milenio no los dejaba lo suficientemente satisfechos. Se corría el riesgo de que gracias al impredecible Premio Nobel todos los demás premios pequeños y grandes –desde el concurso de escritura Eobanus Hessus hasta el Premio Menantes de poesía erótica, pasando por el Premio de la Paz del Deutschen Buchhandels (la organización de comercio del libro alemán)– fueran interesantes sólo para un radio de 15 kilómetros alrededor del autor, o para grupos meta que de todas formas ordenaban sus libros de forma anónima por internet, o, finalmente, para los críticos literarios que obtenían sus ejemplares gratuitos de las editoriales y pisaban las librerías sólo para presumir.

    Todas estas consideraciones llevaron el 2005 a la creación del Deutsche Buchpreis (Premio Alemán del Libro), un espectáculo que mantiene a la escena del libro de habla alemana como una lavadora en loco proceso, desde la convocatoria de licitación, a principios de febrero, hasta la ceremonia de entrega del premio en octubre. Arranca con el anuncio de los diez títulos de una lista conocida como la Longlist, durante las vacaciones de verano, y continúa meses después con la publicación de los preseleccionados. En síntesis, una máquina que trabaja el tiempo justo como para que el comercio haga reposición de stocks, desarrolle todo tipo de eventos y acciones de marketing como para provocar el estallido de títulos y nombres de editoriales de forma extensiva a través de los Feuilletones literarios y las redes sociales. Al final, sólo los autores dignos de ir acompañados de editoriales publicas establecidas aterrizan en las dichosas listas (www.deutscher-buchpreis.de), así que es imposible pecar si se compran o regalan libros de entre los candidatos. Uy! ¿Acabo de eliminar la sección de libros en Niemandsland con esta pista? Bueno, puede suceder.

    Para reponerme del impacto hago un juego de palabras para los conocedores de las leyes alemanas de la industria editorial. Como se sabe, un libro (un título) debe costar lo mismo en toda Alemania, ya sea en el glamuroso City Shopping Temple o en el quiosco de la estación del último pueblo. En alemán, esa política se denomina Buchpreisbindung (precios fijos para el libro). Si a la larga  sólo se leyeran las novelas de la lista del Deutsch Buchpreises (Premio Alemán del Libro), eso sería muy similar a una Buchpreis-bindung.

    Ya que la lectura debe servir para mantener la libertad de nuestras mentes, es preferible liberarnos de lazos que pueden ser excesivos, aunque todos los títulos nominados anidan en ellos. El libro ganador de este año Archipel, de Inger-Maria Mahlke, tiene a Tenerife como escenario. Es una lástima que América Latina haya perdido la oportunidad de introducirse en el mercado alemán del libro a través de Nachtleuchten de María Cecilia Barbetta, una escritora nacida en Argentina que en cada entrevista enfatiza que no es una autora argentina porque ella escribe sólo en alemán. Una pena en realidad.

    De la Longlist sólo presentaré brevemente cuatro:

    Primero: La novela minimalista Hier ist noch alles möglich de Gianna Molinari, porque la suiza de apenas 30 años cuenta historias tan sencillas, frescas e impredecibles que se puede volver a mirar el mundo con ojos juveniles.

    Segundo: La novela de amor a la guerra Unter der Drachenwand, de Arno Geiger, porque desde los diarios del soldado de primera línea Veit, que está de baja a causa de una enfermedad, el mal de la guerra se convierte en plástico desde una perspectiva increíblemente tangible. En sus diarios no nos habla de la guerra, sino de que está enamorado desgarradoramente de la normalidad: almuerzos familiares, el niño metiendo la mano en sus botas, tomates y paseos. Pronto tendrá que dejar todo esto porque estamos en el invierno de 1944.

    Tercero: La búsqueda de pistas. Wie kommt der Krieg ins Kind?, de Susanne Fritz, porque el título proviene de Wallstein Verlag (que aprecio por su programa de no ficción fácil de leer). El mundo de los refugiados de guerra polacos en varias décadas del siglo XX es el tema de este informe sobrio pero interesante desde la perspectiva de las mujeres.

    Cuarto: La favorita Sechs Koffer, de Maxim Biller, sobre una familia ruso-checa entretejida que huye a diferentes países pero en la que todavía sus miembros no pueden escapar unos de otros. Quien tenga una familia igualmente dispersa –judía o no judía– reconocerá ciertamente muchas cosas.

    Ahora toca desviarnos de los trillados caminos del precio del libro y mirar en otras direcciones.

    Ya que acabamos de tocar brevemente el tema de las historias de las familias judías, en Alemania muy leídos y regalados son en estos días los dos volúmenes de Deborah Feldmann, Unorthodox und Überbitten. La autora describe su vida dentro de una familia judía ultra ortodoxa en Brooklyn y su huida hacia una vida de auto determinación. Un escape que la lleva a Berlín; desde todos los lugares. En el segundo volumen, Überbitten 2017, la celebración de un verdadero happy end.

    Muy aconsejable la compra de la edición encuadernada, especialmente para los coleccionistas, ya que el Papa alemán de la tipografía, Erik Spiekermann, participó en el equipo. Recomiendo expresamente estos libros como contribuciones al debate y, también, porque a menudo desvían la mirada del lector alemán normal de postguerra hacia otros aspectos, de un modo saludable. Literalmente hablando, se necesita una cierta voluntad como lector para poder leer un total de 1000 páginas. La escritura no ayuda.

    Por el contrario, los tres volúmenes de Carmen Korn parecen una limonada respecto a cuatro mujeres cuyas biografías cuentan la historia de 100 años de Alemania. Cualquiera que haya pensado alguna vez que por fin debe conocer la historia alemana del siglo XX —y la de Hamburgo— podrá seguir los pasos de Henny, Käthe, Ida y Lina en todo lo que es históricamente importante. Respire aliviada, porque no todos los dolores imaginables se llevan consigo, algunas cosas también salen bien. En la trilogía Tochter einer neuen Zeit, Zeiten des Aufbruchs und Zeitenwende se tiene una lectura agradable, instructiva y conmovedora durante al menos tres meses. Dudo en denominar a estos volúmenes como lectura femenina sólo porque sus protagonistas sean cuatro mujeres. Sinceramente, debo decir que hasta ahora sólo vi los libros en manos femeninas.

    Por razones de equidad de género, concluiré presentando un libro que ordena sus papeles y personajes de una manera muy clásica y en el que, en la mayoría de los casos, son hombres los que tienen la palabra: Herrn Haiduks Laden der Wünsche, de Florian Beckerhoff, galardonado con el premio “Grandios” por la revista independiente especializada en libros Bücher Magazin. En un típico rincón de una ciudad alemana, el viento se presenta bajo la forma de un gigantesco triunfo de lotería. En el centro de la historia se encuentran un sabio oriental, su vital ayudante de piel oscura, una misteriosa mujer joven y un tipo básicamente laxo alemán que, al final, convierte toda la historia en dinero. Ideal para el mal tiempo y un viaje en tren a Berlín, pero después de 250 páginas impresas en gran tamaño, también se llega rápidamente al final.

    A propósito de mal tiempo: ¿Por qué los periódicos alemanes hablan siempre de la lectura otoñal? Respuestas: Porque octubre sigue siendo la temporada alta de la industria debido a la Feria del Libro de Frankfurt. Porque muchos títulos nuevos están saliendo a la luz en el negocio de la Navidad. Porque en octubre se entregan muchos premios literarios importantes. Excepto por el Premio Nobel.

    Aunque ya no lo necesitamos, tenemos suficiente para leer.

    Traducción y adaptación al español: Teresa Torres-Heuchel

     

    No se han encontrado comentarios

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

     

     

     

     

     

    SUSCRIPCIÓN

    [:es]Recibe las novedades de NIEMANDSLAND por E-Mail: [:de]Erhalte die NIEMANDSLAND-Neuigkeiten per E-Mail:
    Loading