• Periodismo y miradas desde dos culturas...

    “La distancia que nos separa” de Renato Cisneros

    “¡Salta al agua! ¡Busca a tu padre!” Con esa orden en mente, el escritor peruano Renato Cisneros conecta sus diferentes inquietudes a la biografía familiar que lleva el título La distancia que nos separa, libro que fue publicado el 2015 y fue traducido a muchos idiomas y que está disponible en alemán desde marzo del 2019. Con esa frase el autor alude primero a una foto que lo muestra como niño saltando de los hombros de su padre al agua de una piscina en Piura. Repetidamente vuelve a ese testimonio de un momento íntimo en su infancia: “Mi cuerpo parece una extensión del tuyo. No queda claro si tú eres el que se separa de mí, o si yo soy el que se hace independiente del organismo que formamos juntos”.

    Como en un rompecabezas de muchas anécdotas y reflexiones, es evidente que Renato Cisneros busca a su padre en el personaje histórico Luis Cisneros Vizquerra, el “Gaucho Cisneros”, general del ejército durante la dictadura militar peruana. Busca rastros emocionales en sus propias memorias de la historia familiar y escudriña posibles puntos en común en la revisión de entrevistas en periódicos, documentos de archivos militares y fuentes disponibles del servicio y periodo de gobierno en el que participó su padre. El salto al agua está motivado por la lectura del estadounidense Paul Auster, autor de La invención de la soledad,  que en la segunda parte de su obra Libro de la memoria recurre a Pinocho y Jonás para establecer una conexión entre los padres y el mar devorador.

    Un entorno social ciertamente se puede percibir como un mar agitado cuando éste se encuentra inundado de personas como Augusto Pinochet y Jorge Videla,  con historias, opiniones e ideas totalitarias. Un salto al agua fría del desmantelamiento puede disolver los patrones de pensamiento y las tradiciones destructivas. Con el agua también se pueden eliminar las asociaciones impopulares del nombre de la familia, si se quiere construir una posición propia como individuo intelectual e independiente.

    En su tercera novela, Renato Cisneros (43), periodista y presentador, se remonta a tres generaciones en la familia de su padre, “El Gaucho Cisneros”, y cuenta en forma de episodio su infancia en Argentina en la década de 1930, sus aventuras amorosas y más tarde, a lo largo del tiempo, sus rigurosas posturas sobre el trato con opositores, periodistas y simpatizantes de los terroristas de Sendero Luminoso. Desde esta perspectiva, el libro ofrece una visión de la realidad política y social del Perú en las décadas de 1970 y 1980. Una realidad a la que nadie quiere volver, ya que el miedo a la tortura y a la deportación era permanente, tanto por parte de las autoridades gubernamentales como de sus opositores. En aquel entonces el “Gaucho Cisneros” jugó un papel clave en la sociedad militar y civil y aún hoy está presente en la memoria de los peruanos adultos.

    Las fuentes de las que Cisneros Junior se alimenta para  su retrato son creíbles y sus contenidos han sido elaborados con rigor periodístico. Pero quiere algo más que un retrato de su padre, el temido general y político. Se preocupa principalmente por sí mismo y por la búsqueda de huellas a través de las generaciones en las almas, psiques, biografías e idiosincrasias de su padre y de su abuelo. Busca al padre humano y se observa a sí mismo en ese afán. En su cuarto libro Dejarás la tierra continuará esta búsqueda. En este sentido, la historia literaria de la novela se encamina en la vía moderna del rastreo emocional. Cada episodio escruta el contenido sentimental, aquellas facetas de su padre tan intensas como las de él mismo. Esta banda sonora recién descubierta de la historia, y que recuenta el desarrollo de las relaciones humanas, desde el psicoanálisis, ideológica, etc., evidencia que Renato Cisneros tiene lo que se necesita para emitir tal sonido. Su lucha por la comprensión y el perdón, y por lo tanto por cambiar las líneas de la tradición, es creíble en él. Es casi deseable que más hechos de la historia sean sometidas a tal enjuague. Por supuesto, también se nota que el joven Cisneros, con 382 páginas sobre un general de la época de la dictadura, ayuda a reforzar esta capa narrativa, en lugar de aplicar nuevos esmaltes con historias sobre nombres desconocidos de la historia peruana u otras narrativas que no construyen con naturalidad sobre los viejos frentes y por lo tanto los afirman. Desde donde se observe, es correcto decir que es mucho más difícil hacer visible lo que ha desaparecido que interpretar lo que se conoce.

    Por supuesto, también llegamos a ver a los otros miembros y seres queridos de la familia Cisneros Visquerra; el autor sirve la mesa historias en abundancia: hermanos, abuelos, tíos, amantes y, por supuesto, su madre, Cecilia Zaldívar. Todos llegamos a conocerlos en sus visiones privadas. Estas escenas cotidianas también nos dan algunas porciones jugosas del estilo de vida y temperamento latinoamericano.

    En cualquier caso, a Vargas Llosa le gustó el libro; la editorial cita las palabras elogiosas del escritor peruano: “Es un libro impresionante”. La traducción de Steven Uhly es buena y la estructura del libro es sencilla y fácil de leer. Una ganancia para la oferta latinoamericana en nuestro estante de libros.

     

    Traducción: Antje Linnenberg
    Adaptación al español: Teresa Torres-Heuchel

     

    Renato Cisneros
    La distancia que nos separa
    Editorial Planeta (Barcelona, 2017)
    Edición de tapa dura, 384 páginas
    ISBN: 978 8 4081 5817  2

     

     

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