• Periodismo y miradas desde dos culturas...

    Mauricio Otazo: sueño cumplido

    Mauricio Otazo, el nuevo Director de la Orquesta Sinfónica Nacional, lo anuncia: El 2013 será una temporada de aproximación hacia los grandes públicos y el 2014 un año para desarrollar programas educativos con niños. Entre paréntesis nos confiesa que extraña el invierno alemán, nos habla de su reciente estadía en Berlín y Freiburg, y  admite que su reciente  designación fue hacer realidad un sueño

     

     

    Destinado a vivir casi diez años en el exilio de los estudios musicales, a Mauricio Otazo (38) –el nuevo Director de la Orquesta Sinfónica Nacional– parece haberle conquistado el invierno alemán. Cuando le preguntamos por sus años como estudiante en Alemania dice sentirse desprevenido con la trivial curiosidad y, casi esforzando su memoria buscando alguna anécdota o filón memorable, según lo solicitado, nos cuenta que el clima fue uno de los aspectos más difíciles al principio de su experiencia de vida en una tierra reputada, al menos entre la latinidad, por sus crudos grados bajo cero. Desglosando el asunto, y ya más íntimo, nos sorprende luego comentándonos que, después de algunos años, fue precisamente ese invierno uno de los aspectos más seductores durante esa larga época: “El clima fue algo con lo que más sufrí en los primeros años, pero ya en los últimos realmente extrañaba el invierno y esperaba que llegue…¡y que nieve! Verdaderamente me fascinó… y ahora lo extraño”.

    La voz de Mauricio Otazo suena muy amable y juvenil al otro lado del teléfono. Nos cuenta que, desde su designación, en marzo de este año, anda bastante ajetreado en el desarrollo de sus nuevas funciones. Justamente –en medio de esta  entrevista con cortes– estuvo en Alemania atendiendo una invitación del Goethe Institut, que lo convocó a la ciudad de Freiburg para estar presente en el Programa de Visitas para Directores Latinoamericanos. “Hemos visto gente muy interesante de diferentes programas como de la Berlinfestspiele, por ejemplo, o de la Filarmónica de Berlín o de la Orquesta de Freiburg”, nos comenta entusiasta.

    A propósito de esa cita nos refiere que en ese encuentro le interesaron particularmente los  programas de la Berlinerfestspiele, algo así como metodologías para atraer públicos nuevos, ya que eso le inspira para proyectos aplicables a la OSN durante el próximo año. “Si bien el programa de este año –el de la OSN– busca atraer públicos más amplios, no tenemos uno específico. Pero el próximo año sí tendremos programas educativos dirigidos a niños”, nos dice el que fuera estudiante del Colegio Alemán de La Paz hasta 1993 y que hoy es flamante batuta frente a la primera orquesta del país.

    Mauricio, conociendo de su formación musical en Alemania y a pocas semanas de su designación como nuevo Director de la Orquesta Sinfónica Nacional,  nos interesa su opinión sobre cuál debe ser el papel de la OSN dentro de la sociedad.

    Mauricio Otazo (MO): El rol de una orquesta sinfónica debe ser por sobre todo educativo. La música clásica, culta, docta, o como se la quiera llamarla, es parte del acervo cultural de la humanidad y una orquesta está encargada de la difusión de esa herencia. Hay que tener en cuenta que el concepto actual de que la música es sólo una forma de entretenimiento es relativamente nuevo. La música siempre ha tenido una función educativa y social, y creo que una orquesta tiene justamente la tarea de rescatar esta función para la sociedad.

    En el 2012 –momento de transición en la dirección orquestal se vio a una OSN bastante interesada en aproximarse a audiencias más amplias a través de un repertorio popular.

    ¿Cuál será la característica del programa para el 2013?

    MO: El 2013 se va a continuar en esa línea. Pienso que es importante llegar a un público más amplio y diverso, como decía: la labor educativa de una orquesta es transcendental y, por lo tanto, es igualmente vital llegar a un público lo más amplio y diverso posible. Para ello, hay que incluir dentro de la programación anual ciertos programas que atraigan a nuevas audiencias. Creo que esta tiene que ser la política de la orquesta no sólo para el 2013, sino de manera permanente.

    Con más de diez años de exilio formativo musical en Alemania, ¿qué diferencias ha percibido entre la forma de hacer música entre ese país y Bolivia?

    MO: Es una realidad totalmente diferente. Un país como Alemania gasta muchísimo más en el mantenimiento de teatros de ópera y orquestas que Bolivia. Asimismo, Alemania tiene más de veinte universidades dedicadas exclusivamente a la formación de músicos profesionales. Lastimosamente en Bolivia es muy difícil que un músico pueda dedicarse exclusivamente a este arte y vivir de él, la mayoría de los interpretes deben desarrollar actividades paralelas para subsistir económicamente.

    Si hay diferencias, ¿éstas están vinculadas a la técnica interpretativa o a la manera de sentir la música?

    MO: No. Creo que en ese sentido no hay diferencias. Creo que en Bolivia el dedicarse a la música requiere mucha entrega, ya que implica un riesgo grande, justamente el de la dificultad de subsistir económicamente de este oficio.

    Usted  señala que no hay diferencias desde la perspectiva del músico, ¿se podría decir lo mismo del público?

    MO: El público en Alemania también es diferente, y eso se debe a la gran cantidad de ofertas musicales a las cuales está expuesto. En una ciudad como Berlín, por ejemplo, hay 7 orquestas profesionales, todas de un nivel altísimo. Aparte de eso, hay presentaciones regulares de orquestas invitadas, no solo de Alemania sino del mundo entero. Es por ello que el público en Alemania es más crítico y más exigente. Y no solo en cuanto a orquestas sinfónicas se refiere, sino también solistas, ópera, música de cámara; imagino que también se extiende a otros géneros de música. Hay música que forma parte de la vida de la gente en Alemania desde niños, Hänsel und Gretel de Humperdinck, Die Zauberflöte de Mozart, o el Weihnachtsoratorium de Bach, por ejemplo, son obras musicales con las cuales básicamente se crece en ese país. Eso lleva a que el lenguaje musical “clásico” sea familiar para el público, en cambio en Bolivia la gente que conoce esta música desde la niñez es más bien la excepción.

    ¿Cuál es su visión de la música clásica con relación a  otros géneros aquí en Bolivia?

    MO: Lastimosamente la música clásica todavía está considerada casi como un excentricismo en nuestro medio. Todavía se la asocia con rituales ceremoniosos, serios e incluso anticuados. Justamente una de las tareas de la OSN es demostrar que no es así.

    ¿No es mucha responsabilidad para la OSN?

    MO: La orquesta tiene esta responsabilidad, ya que es la tarea de una orquesta no solamente interpretar música para el “entretenimiento” del público, sino también educar a la gente profundizando el conocimiento respecto a este tipo de música. Obviamente, en el ámbito “clásico” no es tarea exclusiva de la OSN, sino también de solistas, grupos de cámara y grupos corales, pero en nuestro entorno –social– la OSN obviamente ocupa un rol central.

    ¿Tiene un sueño o plan particular a cumplir al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional?

    MO: El poder hacer música ya es un privilegio en sí, las metas son hacer música de la mejor forma posible, y también con las mejores condiciones posibles, no solo para el público sino también para los músicos. En la conversación desarrollada con Otazo nos confirma que el haber sido designado como Director de la  OSN fue –no por estar manido es menos cierto- hacer realidad un sueño. ¡Felicidades entonces!  

      TT-H/Artículo disponible en alemán.

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